El colectivo constitucionalista Movimiento Cívico d´Espanya i Catalans estuvo presente en la manifestación de ayer sábado a lo largo de Paseo de Gracia.

Siguiendo la lógica y duelo que Barcelona, Cataluña y toda España siente por los acontecimientos vividos en La Rambla de Barcelona y en Cambrils, nos personamos en la manifestación sin logotipos, con una pancarta con fondo blanco y, muy a diferencia de las que se pudieron ver a lo largo del recorrido, totalmente enfocada a la convocatoria que, en teoría, tenía como sentido mostrar repulsa al Terrorismo y transmitir un mensaje de unidad de la ciudadanía.

Desde el momento de la salida, siendo conocedores del “circo separatista” montado en cabecera, fuimos conscientes de la utilización política de esta cita como pretexto para reivindicar la secesión e increpar a nuestras instituciones, incumpliendo la neutralidad exigida por el duelo. Por ello decidimos sacar nuestras banderas de España, porque la libertad y los derechos deben ser válidos para todos los ciudadanos. 

No tardamos en ver que la presencia de todas las banderas del mundo no era ningún problema, pero la significación por nuestra parte como ciudadanos catalanes con orgullo de ser españoles, sí vaticinaba tensión. 

Ya en la salida a altura de Diagonal hasta la llegada a Plaza de Cataluña, la cerca de hora y media de lento transcurrir de la marcha se convirtió en un auténtico calvario con continuados insultos, escupitajos, agresiones varias con empujones que llevaron al suelo a alguno de nuestros socios, pero nosotros estábamos de duelo y reivindicando la paz. La presencia de los Mossos hasta la llegada a Plaza Cataluña no tuvo lugar y estuvimos al amparo de la sinrazón durante la casi totalidad del recorrido.

Fuimos testigos de primera mano, poniendo en riesgo nuestra integridad, del odio, rencor y la paranoia asentada en una parte de los asistentes. Tan solo los cómplices aplausos y algunos gestos compensaban los improperios de gente que olvidaron el significado del término educación y del dolor que nos había congregado en el centro de Barcelona.
Queremos aprovechar este escrito para reconocer el gran compromiso de nuestros socios que, a pesar de la situación vivida de inusitada violencia, aguantaron sin responder a las hostilidades.

Nuestra pancarta era clara a la hora de ajustarse con el cometido de la reivindicación. Desconocemos si el problema era decir ESPAÑA que, por razones evidentes y obvias, tenía el máximo sentido dado que Cataluña es una parte de la nación española pese a la desconexión de la realidad de muchos de los presentes, tampoco comprenderíamos que el problema fuese decir CONTRA EL TERRORISMO, sencillamente porque ese era el pretexto de la marcha y, al menos nosotros podemos asegurar que no tenemos vínculo alguno con la “KaleBorroka”, ni contamos con amigos terroristas, ni hemos sido integrantes de ninguna banda armada que intimide con el terror. Y, para acabar, tampoco entendemos que el ¡GRACIAS MAJESTAD! en un contexto de razón, sentido común y honradez con el objetivo del encuentro fuese lesivo, al pretender mostrar a nuestro jefe de estado el merecido agradecimiento por personarse, junto a todo el Gobierno de la nación y los presidentes de las comunidades que la integran, en nuestra ciudad. 

Todos hemos podido sacar las oportunas conclusiones, al ver como los sectores separatistas y radicales han quedado ante el mundo retratados por su actitud y el uso de cualquier momento para imponer su “democracia”.

Con este acto daban continuidad a su campaña de odio y rencor a todo lo que tiene que ver con los símbolos e instituciones que son de todos los españoles y, en ese frente, pese a que ayer fuesen agredidos tres de los nuestros y recibiéramos insultos por doquier, Espanya i Catalans no se amedrentará y seguirá luchando por los intereses de los ciudadanos, mostrando a todos sin complejos nuestro orgullo por ser españoles.

Si de algo estamos sorprendidos es de ver, en repetidas ocasiones, como se aproximaban a la pancarta para increparnos que no era el día de hacer política y de llevar banderas, pero te lo decían con la estelada en la mano… “Ve más el ciego que el que no quiere ver”.
Acabamos agradeciendo que, al final, pese a los riesgos evidentes de linchamiento, todos llegamos a casa sanos y salvos gracias a la mediación de una cincuentena de Mossos que montaron un cordón de seguridad y nos desviaron hacia Plaza Urquinaona, impidiéndonos acabar el recorrido.

Mientras, los que ofendían la ley y decían barbaridades ajenas a lo que era objeto de la marcha copaban el centro de Plaza Cataluña y disfrutaban de la permisividad que otorga el tener poco que perder.