No lo parece pero estamos en plena Semana Santa.

Este año no nos queda otra que asumir que no disfrutaremos de esas ansiadas conglomeraciones, la mayoría de carácter religioso y cristiano, que nos han estado acompañado siempre por estas fechas. ¿Quién iba a decirnos que los atascos del lunes de Pascua los acabaríamos echando en falta?

Será difícil estar en casa el viernes a las 12, lejos de los pórticos de la plaza España de Calanda, incumpliendo la promesa de no faltar en la “rompida de la hora” del Viernes Santo. El arrepentimiento de nuestros pecados será sin vestir de morado, sin tambor colgando del arnés y sin baquetas en las manos. Eso sí, preparémonos porque el 2021 será inigualable.

Aunque, visto lo visto, para muchos esta Semana Santa se quedará corta, siendo necesaria una ampliación de plazo para poder cumplir con la expiación de todos los pecados acumulados.

A lo largo de estos últimos meses hemos visto que tener una panda de incompetentes gobernando tiene su altísimo riesgo y costes. ¿Qué hacemos con un ególatra siempre de campaña, un marqués exigiendo medidas confiscatorias, un filósofo encabezando la Sanidad o un inútil laci que no sabe ni beber del porrón, en plena gestión de la mayor crisis sanitaria que hemos padecido?

Hemos podido valorar el privilegio que supone disponer de una Sanidad cualificada y profesional. ¿Vamos a permitir que este colectivo no disponga siempre de lo que precise para salvarnos la vida?

También hemos comprobado lo que supone disponer de un Ejército competente y dotado de recursos, dando la talla y callando muchas bocas fanáticas. ¿Dónde están los tarambanas que solo saben calentar los ánimos de la gente con sus fiestas en los cortes de la Meridiana?

Sin olvidar el ridículo que ha supuesto la compra descoordinada y descentralizada de material sanitario, compitiendo en mercados mundiales regiones que en el mundo son desconocidas. ¿esa es la imagen que merece una nación soberana como España?

Tenemos mucho trabajo una vez se dé carpetazo a la crisis del Covid19. Hemos de exigir un cambio imprescindible de Gobierno, ganarle la partida definitivamente al separatismo inservible e ilógico, homenajear a quien se merece nuestro aplauso y luchar por la centralización de competencias que requieren, por pura eficiencia, de gestión nacional.

Acumulemos energía porque recobrada la normalidad hemos de estar a pleno rendimiento.

Javier Megino – Vicepresidente de Espanya i Catalans