Todos sabemos que en la democracia se necesita un cierto marketing para ganar votos. También se necesita una cierta fidelidad a los partidos para que funcione ese marketing. Pero el caso español es exagerado.

Tenemos a muchos de nuestros cargos públicos que se han dedicado exclusivamente al partido y llegan a una cierta edad para que hayan podido escalar dentro del partido y escoger un cargo de poder.

Hay casos flagrantes como el de Adriana Lastra o Miquel Iceta, que no tienen ni carrera académica acabada, ni una cierta experiencia laboral. Pero tristemente ellos se consideran legítimamente elegidos para gestionar a la sociedad española.

Si ahora nos damos cuenta en plena crisis social y económica del COVID-19, sin la cuenta de muertos, la cantidad de personas que no tienen ingresos llegando a la pobreza, el ridículo que hacen nuestras instituciones en el ámbito tanto nacional como internacional, está claro el resultado de la meritocracia.

Claro que a ellos les encanta el control de los medios de comunicación, porque odian la verdad y hay que decirlo.

El ámbito político español tiene más que ver con la colocación de puestos públicos y el marketing emocional para alcanzarlos. Vaya democracia hemos construido los españoles. La misma que esa gente que no aguantaría en un puesto de trabajo, se siente impune para gestionar esta crisis. A mí me da miedo.

Pero España si se destaca por el tópico de la envidia, y donde destaca por definición es en la ideología socialista que el PSOE y PODEMOS representan. Allí se machaca a las personas productivas para mantener a una clase política, asesores y burócratas que explotan económicamente lo poco que le queda a la ciudadanía.

Esta gente sin habilidad laboral es la que masacra a los españoles, y aún hay gente que lo apoya. Hay que analizar por qué esos sectores siguen poniendo en el poder esa clase de parasitismo.

La gente trabajadora, autónomos y empresarios se manifiestan intentando que el gobierno del PSOE, PODEMOS y separatistas les hagan caso. Pero esos políticos se ríen porque abiertamente se declaran enemigos de los ciudadanos.

Y como el gobierno es enemigo del progreso real, legislan todo lo posible para incentivar la destrucción social. Podemos comparar este movimiento marxista-trostkista-gramsciniano financiado por especuladores bajistas para que la sociedad sea pobre.

Pero protestar no es suficiente ¿Pero, actuar?… El otro día vi en OkDiario como una madre y una hija están acusadas por la fiscalía general por manifestarse delante de la dacha de Pablo Iglesias en Galapagar (Madrid) y las pueden condenar a seis meses de prisión. Y eso por defender a la sociedad de unos comunistas que nos llevan a la ruina a los españoles.

Podíamos hacer una lista de la gente que hay en partidos de izquierda y derecha que no tiene experiencia laboral y lo peor es que la ciudadanía no se puede arriesgar a ir contra los políticos porque tienen que comer y trabajar.

Por cierto, para acabar… No sé si es peor no estar titulado o haber sido alumno de Pablo Iglesias en la Complutense. Pero no me extraña que los políticos odien las mentes despiertas y por eso como ejemplo la Ley Celaá para promover el analfabetismo y el provincianismo.

Víctor Milà