Tras una primera entrega en la que ponía de manifiesto el escenario socio-político al que nos enfrentamos, desde el doble enfoque nacional y autonómico, me centraré en la preocupante deriva a la que nos vemos abocados los catalanes tras la inminente celebración de las próximas elecciones autonómicas. El desbarajuste en el que estamos inmersos, con dudas sobre si tocará votar en febrero o a finales de mayo, no parece condicionante para las conclusiones y argumentos de mis escritos.
Debo decir que, ante los posibles cambios, recursos y sentencias que iremos viviendo con todo esto de la fecha elegida, se suscita una profunda duda al ser el PSC el principal interesado en mantener la que es más próxima. Es conocido que, en la sede de dicho partido nacionalista, siguen convencidos de que su candidato es el ideal y está en la cresta de la ola, lo que da sentido a las sospechas de intromisión, teniéndonos acostumbrados a sus tejemanejes y, en definitiva, al uso arbitrario de los órganos de poder en provecho del “sanchismo”. Como ya sabéis, la inquietud por los contagios no es la razón que suscita el posible cambio de fecha. Para los políticos ese es un factor secundario, pese a lo que pretendan aparentar, siendo el objetivo que realmente persiguen el maximizar los réditos electorales. Prima el interés propio y estratégico de partido, no os engañéis.
Se trata de una situación incomprensible, además de artificiosa y rocambolesca. Demuestra que se puede condicionar a la opinión pública mediatizándola, al aparentar que el candidato ha sido un gran gestor durante la crisis sanitaria, pese a la demostración empírica del colapso en el que seguimos. No creo necesario remover conciencias con cifras de fallecidos, contagios, desbarajustes en las vacunaciones, situación en los rankings mundiales, etc. para evidenciar que el equipo responsable ha sobrepasado, con creces, todos los umbrales de ridículo e ineptitud.
No quiero imaginar, vista la capacidad de gestión demostrada, que dicha opción se pueda convertir en el refugio del voto constitucionalista confundido. Parece inoportuno que, como se pronostica, muchos de los votos de la que fue la opción ganadora en los anteriores comicios, hoy en proceso de finiquito tras defraudar expectativas e ilusiones, se destinen a engordar esa opción que, de antemano, supone una más que razonable duda en su postura de defensa constitucional de la unidad de España.
El juego del engaño que tan bien aprovechan los “sanchistas”, mintiendo a espuertas y falseando sin escrúpulos, no puede camuflar la postura del candidato Illa, otorgando la condición de nación a nuestra comunidad autónoma. Algo que no deja de ser un peligro mayúsculo para la credibilidad de una candidatura que se presta a ser la alternativa del constitucionalismo, conociendo desde antes de votar que pondrá sus votos en manos de quien los requiera para sumar una mayoría, sin importarles el tema trascendente que supone el riesgo de ruptura de la que es la verdadera nación de todos los catalanes.
Ante la preocupación por lo previsible hemos intentado, desde Cataluña Suma por España, gestionar la posibilidad de alguna solución electoral que habilitase horizontes de victoria en las autonómicas, con el fin de trasladar al Parlamento de Cataluña un reparto de escaños que realmente mostrase la realidad social catalana. No podemos seguir en una dinámica en la que no trascienda en escaños la existencia de una mayoría respetuosa con los preceptos constitucionales. El objetivo que nos planteamos es ambicioso, como lo es ganar en Cataluña, sabiendo los rigores que supone el agravante sistema electoral, distorsionante potenciador del voto de la Cataluña “tractoriana”. No es fácil un reto de dicha índole, arrastrando desde siempre la herencia política del nacionalismo (Montilla incluido), otorgando valores a los votos en función de la urna y su localización geográfica. Ese desequilibrio y sus consecuencias son la verdadera rémora que da pie a la recurrente existencia de mayorías en escaños del separatismo, pese a la minoritaria contabilización de sufragios.
Con el paso de los años, ante la radicalización de posturas y el uso sin tapujos de los presupuestos de modo interesado, es necesario desplazar del poder al separatismo. El uso arbitrario de los recursos públicos debe llegar a su fin reconociendo que, a pesar del uso intensivo como adoctrinadores de los medios de la Corporació Catalana de Mitjans Audiovisuals siguen siendo, aunque ganen en escaños, minoría. Conviene, por el bien de todos, que dejen de campar a sus anchas y se acabe con el sectarismo en favor de todo lo que se identifique con el lazo amarillo.
Con tal temática, esta segunda entrega la he titulado “lista integrada”, dejando clara la intencionalidad de la propuesta. A instancias de una iniciativa lanzada por uno de nuestros socios de reconocido prestigio, el Sr. Alejo Vidal-Quadras, durante la emisión de una de nuestras ediciones del programa Suma de Opiniones de los jueves (en concreto la número 9) se planteó, en presencia de sus compañeros de tertulia –los señores Julio Villacorta y José María Fuster-Fabra-, la posibilidad de incitar una posible lista transversal que sumase todo el espectro político. Con el compromiso de los tres, junto a la entidad que presido como referente del asociacionismo, se intentaría poner en marcha tan inmensa empresa y capitalizar todos los votos contrarios a las posturas rupturistas que hoy monopolizan la toma de decisiones.
En definitiva, como dice nuestro también compañero en la entidad, el Sr. Julio Villacorta, llevar a la práctica lo que denomina “tregua catalana”, es decir, arropar desde todas las vertientes ideológicas una lista en la que primase la necesidad de defender, en el contexto en el que nos encontramos, la vigencia de nuestra Carta Magna, dejando de lado las diferencias ideológicas que, dada la emergencia nacional latente, pasaban a un segundo nivel que ahora no entraría en conflicto.
La posibilidad de confluir en una única tentativa, con los riesgos que supone saber de antemano que muchos no querrían ser copartícipes de una lista según quien era el acompañante, era mucho más ilusionante que los problemas de convivencia derivados que podrían darse. Definir listas con alcance a las cuatro provincias, sumando todos los esfuerzos y haciendo real una respuesta constitucional, adquiría una condición esperanzadora que suponía una novedad con visos de cierta solvencia.
Las reuniones de los tres interlocutores, con el patrocinio y supervisión de Cataluña Suma por España, tuvieron lugar invitando y conversando con todos los líderes de las candidaturas constitucionalistas. Nos hemos entrevistado con los cabezas de lista de PP, VOX y todos los partidos sin representación actual de la izquierda constitucionalista. Tan solo quedó sin fecha ni respuesta la citación que, de modo reiterado, se lanzó a Ciudadanos, con los que no tuvimos el placer de compartir nuestras propuestas e ideas.
Lo que trascendió de dichos encuentros lo comentaré en la tercera de mis entregas que, como sabéis, alberga una desilusión. Ya todos han lanzado y comunicado sus intenciones, quedando relegada la alternativa unificadora e integradora que planteamos como posibilidad para vencer, con solvencia, al enemigo común. En unos días publicaré la tercera parte y os cuento lo que trascendió de aquellas gestiones que pretendían la verdadera suma de los catalanes por España.
Javier Megino – Vicepresidente de Espanya i Catalans