No nos cansaremos de repetir que nacionalidad es el estado y efecto de pertenecer a una nación. Y, ¿Cuántas naciones hay en España?

Qué hastío de amores que anulan a su pareja y la invaden hasta el punto de anularla por completo. Y aún peor, eliminarla.

Qué absurdo patriotismo el que se basa en ocupar y despreciar al otro, que merma y lo acalla, disfrazado de democracia y en nombre de una República inexistente. Y todo amparado por los que deben salvaguardar la Ley y las Instituciones del Estado.

Amores tóxicos en estado puro. Egoísmo en su más clara esencia. “La maté porque era mía”, “Apreteu, Apreteu”, “Ho tornarem a fer”.

Harta estoy ya de escuchar tanto amor a su patria inventada y de sus comparsas.

Hoy, vota, por amor de verdad. Amor a la libertad, a la igualdad de oportunidades para todos los españoles, amor a la democracia y al prójimo, al que cada día se sienta a tu lado en el metro, con su sueño y su mascarilla. Basta ya de amores tóxicos que sólo benefician a los sepultureros.

María José Ibáñez