¿Crees que al gobierno le interesa traer a Puigdemont a España?

Un Gobierno poco serio a la hora de defender el país que representa, como es el nuestro, parece incómodo ante situaciones como las que les toca vivir siguiendo el paso marcado por el poder judicial.

La implacable justicia española, pese a que se pretende modular a gusto y conveniencia por los políticos sin escrúpulos, sigue en su senda y pretende sentar en el banquillo al inductor de todo este totum revolutum que huyó con el rabo entre las piernas a esconderse en su mansión belga.

Pero todo este tema judicial, con semejante figura pendiente de sentencia, puede ser un factor de riesgo para la estrategia de cesiones y concesiones que, desde Moncloa, se ha estructurado para seguir en la cresta de la ola hasta que ya no sea prorrogable su estancia y nos citen a las urnas.

Por eso, 64 de cada 100 votantes en la encuesta consideran que al Gobierno no le interesa traer al fugado para evitar otro escándalo, al tener que volver a arrodillarse y ceder de forma sumisa ante las peticiones y deseos de los que le sustentan en el Palacio de la Moncloa. Lo que vendría a ser una reedición de la vergüenza de los indultos, ahora con la principal vedette de protagonista.

Para uno de cada cuatro votantes (el 26%), el posible proceso a Puigdemont puede tener influencias en esa patochada de mesa con el separatismo. Un diálogo en el que se habla del futuro de nuestra comunidad solo escuchando a los que tienen el apoyo del 27% del censo electoral. Un porcentaje que sirvió para asumir plenos poderes, dando alas al separatismo por la incomparecencia de los votantes constitucionalistas en la última cita autonómica.

Y nos queda el práctico enfoque del 10% restante que da por supuesto que, al margen de lo que le interese o quieran los gobernantes nacionales, tendrán que asumir y adaptarse a lo que digan en Europa.