¿Debe pactar Mañueco (PP) con VOX?

Nuestra pregunta de la semana pasada ha convivido con la implosión que está sacudiendo los cimientos del partido que, siguiendo la teoría y costumbre, debería ser el encargado de formar un gobierno alternativo tras las elecciones que se tienen agendadas para 2023 con el residente de La Moncloa como objetivo.

Lo cierto es que, en plena tendencia alcista como la que ha tenido el partido popular hasta ahora, se ha llegado a un punto que posiblemente lleve a una inflexión electoral que no sabemos su impacto ni sus consecuencias. Un conflicto interno que carecía de sentido en este momento dulce, en pleno proceso de consolidación de un camino vencedor que hacia previsible el recambio aludido en el párrafo anterior.

Ciñéndonos a lo acontecido en Castilla y León, tras la victoria de Mañueco, lo primero que debería darse es una reflexión. Su éxito no es para estar demasiado contentos ni para lanzar cohetes. El tirón de dicho candidato no tiene nada que ver con el que ha habido en otras citas recientes con la misma papeleta. Ahora toca ver como se soluciona el tema de la configuración de una posible mayoría, para dar solvencia a un gobierno que estará liderado por el que ya era presidente autonómico, ya veremos con quién apoyando o absteniéndose.

Con el reparto de escaños definitivo nuestros votantes optan por una suma de PP y VOX, lo que daría lugar a un solvente Gobierno (respuesta que ha acumulado el 95% de los votos). Dicha alianza postelectoral daría lugar a una mayoría que supone concesiones por parte del partido que ganó, a la vez que implicación constructiva del que se aproxima a los puestos de gobernanza.

Son muchas las expectativas que se tienen en favor de ese entendimiento. Situación que parece necesaria para alcanzar cotas mayores de poder, logrando apartar de puestos de decisión nacionales a fuerzas que reivindican el separatismo o que vienen de la herencia del terror o de la chulería golpista amarilla. Desde luego, viendo el follón existente en el partido ganador y su sede nacional, la opción de una nueva convocatoria electoral en la región está descartada. No les queda otra que apechugar con lo obtenido. El ruido generado con la vergonzante escena madrileña vaticina una pérdida de escaños del PP.

Tratando las otras dos respuestas planteadas en nuestra pregunta, vemos que tan solo 2 de cada 100 votantes consideran que no deberían pactar, quedando 3 de cada 100 cuya opinión es la de dar más representatividad y presencia a los partidos minoritarios de alcance provincial que han logrado disponer de representantes.