“Las jefas de dicho partido, junto con lo poco fiel que les queda, acabarán suplicando su adopción a la elegida por el sanchismo”
La operación en marcha de la extrema izquierda, pretendiendo dulcificar ese pasado que tanto nos asustó con la aparición de la propuesta personalista liderada por “el de la coleta”, ha evolucionado.
No tardamos en ver que lo que pretendía Podemos no era más que proporcionar un armazón de agarre para todos los donnadies deseosos de progresar y escalar en la pirámide política y social, llevando a la sociedad española, de paso, a situaciones propias de los regímenes extremistas de sus amigotes del otro lado del charco. Eso sí, pasando olímpicamente de los cumplidores fieles al comunismo que debían seguir en sus pisos de pocos metros cuadrados, mientras la presencia divina que abanderaba el movimiento consolidaba su deseo por dejar de ser un mindundi, accediendo al selecto grupo de los denominados “casta” y multiplicándose en su mansión con piscina, jardín, servicio doméstico y protección pública.
Ahora, en 2023, la imagen mugrienta de los que originariamente sentían escozor al oler el champú, ha pasado a un segundo plano. Toca el turno de la choni que ha venido para salvar España con su nueva propuesta maquillada (nunca mejor dicho). Su idea es más de lo mismo, pero con otro liderazgo y una nueva imagen más presentable. Lejos ha quedado aquella Yoli, heredera del que se cortó la coleta y sigue en la sombra controlando su chiringuito. Con toda la intención, se ha convertido en una dura competencia para las que se han quedado aguantando el edificio rancio y resquebrajado del podemismo. Esas que, tras la acumulación de errores que acumulan con sus leyes, sienten las tensiones de un proceso acelerado de caída libre. Un varapalo electoral tan violento que les hace poner en duda las encuestas que Tezanos lanza para gozo y regocijo del Gobierno del que el propio Podemos forma parte.
Las jefas de dicho partido, junto con lo poco fiel que les queda, acabarán suplicando su adopción a la elegida por el sanchismo. Verse apartadas, viendo como ha sido ungida la nueva consorte política, les obligará a encontrar una salida viable que les proporcione la posibilidad de seguir chupando de la teta del Estado. Ahora, por más que disimulen, están en shock.
Pero, a pesar del camuflaje y las apariencias, no olvidemos que la iniciativa del sumatorio es un formato actualizado y vendible del mismo referente comunista. Cambia el cromo, se saca partido del teñido rubio, se apuesta por una fémina, pero no deja de ser la nueva versión de la extrema izquierda. Para colmo, con un refuerzo de tanta minusvalía como es tener el apoyo de la inigualable Colau.
Desde luego, lo que no podía imaginar el macho alfa morado es que, aquella apuesta personal que señaló como heredera iba a darle un portazo de tanta envergadura a los suyos, llegando a calzarse el zapatito de cristal para ser la pareja de baile del que, esperemos, no tenga opciones para revalidar su cargo de presidente del Gobierno.
Borja Dacalan
Artículo publicado en “ElCatalán.es”.