Encuesta 192
El tema de los pinganillos y el uso de algunas de las lenguas usadas por los españoles, además de nuestra lengua común que debería ser respetada y valorada por todos, ha sido una noticia relevante de este ridículo momento de la historia de España.
Un periodo en el que la sinrazón y las ansias de poder está destrozando la convivencia y el bienestar social. La ciudadanía, harta de la bajeza moral y los egos de Sánchez y toda su corte de palmeros y barrigas llenas, empieza a tocar techo ante el aguante que lleva asociado todo este sinfín de concesiones y cesiones prometidas por el sanchismo para consolidar un poder que mantienen ahora mismo “en funciones”.
No ha habido votos que respalden está medida absurda. Se queda con el 0%. Parece increíble, y sin igual en nuestra querida Europa, que los españoles nos hablemos en otras lenguas diferentes al español, para que un costoso servicio de traductores lo hagan entendible. La necesidad y falta de escrúpulos del todavía inquilino de Moncloa nos lleva a estos aberrantes momentos que ojalá pronto pasen al olvido, aunque parece difícil que así sea.
Cerca del 20% argumenta su respuesta con el coste económico como razón, mientras el restante 80% -para redondear- cree que no deja de ser una humillación a la lengua española, en un alarde consentido y bendecido por el colectivo sanchista que hoy ahoga el sentimiento mayoritario de los españoles.
Se trata de una medida impuesta solo para contentar y como consecuencia del sometimiento al látigo de los que se despiertan a diario con el único objetivo de hacer todo el mal posible a España. Parece que esa es la única prioridad de los que el narcisista ha elegido como compañeros de Gobierno, lo que le hace cómplice y culpable absoluto de la situación.
Está es la realidad que nos toca vivir con semejante lacra de políticos que hoy nos gobiernan y aplauden al líder Sánchez que es, sin posibles comparaciones, lo peor que hemos vivido en la política española desde la vuelta a la democracia.
Se trata de un político irrepetible. Un señor que dice y se desdice de modo continuo, sin importar lo prometido antes de recibir sus votos, dejando sin palabras a los engañados que todavía respetan y quieren a España siendo socialistas. Pero con el aplauso de los que le sostienen y justifican, embobados y sumisos que aceptan y disfrutan de la mentira de Sánchez como método para alcanzar el poder.
Pinta mal, y el futuro cercano peor, con toda esta vergüenza política y todos estos rastreros vendepatrias a las puertas de un nuevo Gobierno nacional.
Una representación de nuestra nación en el mundo que estará liderado por impresentables aupados por terroristas, por golpistas que serán amnistiados y por toda esa miseria de separatistas en declive.
Colectivos minoritarios que se ven oxigenados por una necesidad, que podría evitarse, pero que el deseo de poder del máximo responsable del conglomerado Frankenstein les volverá a convertir en socios preferentes y, en esta nueva legislatura, con más poder y relevancia en las tomas de decisión del previsible sanchismo gobernante.
¿Qué opinas del uso de los pinganillos en el Congreso de los Diputados?
- - Es un acierto. (0%)
- - Es un gasto prescindible. (19%)
- - Solo busca ningunear a nuestra lengua común. (81%)