“Ese presidente decide unilateralmente pactar con otro vecino que dejó su piso por falta de pago huyendo al extranjero para que la comunidad de propietarios no pudiera reclamarle la deuda y lograr su voto para seguir mandando”
A un presidente de una comunidad de vecinos no se le elige si miente una y otra vez descaradamente, si engaña en todo a sus vecinos, si no respeta la palabra y el compromiso adquirido, si roba a la comunidad para dárselo a uno de los vecinos, haciéndole una obra, con la excusa de ser de la comunidad, para obtener su voto, mientras hay que llevarle a la justicia por no pagar sus cuotas tras muchos avisos y esta determina el pago de lo que debe en beneficio de la propia comunidad de vecinos.
Pero, a la hora de pagar la deuda, el presidente de la comunidad decide perdonarle para no saldarla y encima trata de convencer al vecindario de que nunca se le había avisado de su deuda, – cuando el fue uno de los principales que le avisó- , de que nunca se decidió reclamársela ante el juzgado y que este cuando dictaminó pagar la deuda a los comuneros aplicó incorrectamente la ley y nunca debió de ser demandado aún con la decisión unánime de la comunidad de propietarios de hacerlo.
Parece de locos ¿no? . Pues bien, ese presidente de la comunidad de vecinos no contento con todo eso decide unilateralmente pactar con otro vecino más que dejó su piso por falta de pago a la comunidad huyendo al extranjero para que la comunidad de propietarios no pudiera reclamarle la deuda y obtener, sin embargo, su voto para seguir de presidente…
Ahora bien, eso si, a cambio de dictarle este desde el extranjero que la deuda que tiene no se paga dado que nunca generó esa deuda, pues la comunidad exigió sin deber exigir en absoluto dicha deuda al jamás existir, según el exclusivo parecer, claro, de este vecino, y que a partir de ahora va a dictarle la dirección de cómo llevar el día a día de esa comunidad de propietarios y queriendo volver a su piso bajo compromiso explícito de que la comunidad de propietarios le va a pedir perdón y no le va a reclamar un céntimo de la deuda que tiene contraída con dicha comunidad.
Exigiendo además, a la comunidad, que diga por escrito que nunca existió esa deuda. ¡Ojo!, y que a partir de ahora las flores del portal , el arreglo de la piscina, los elementos comunes y la pintura del garaje, pero también el arreglo que el quiera de su propia casa, va a ser del presupuesto, diseño y color que él quiera, y lógicamente, faltaría más, pagando todo ello los 40 vecinos.
El ya sabemos que solo tiene un piso para imponer lo que quiere, y encima debe lo que debe, y además por sentencia judicial, pero es tan simpático y convincente que los otros cuarenta pisos de la comunidad si o si harán lo que él decida y san se acabo.
El presidente de la comunidad podría parecer que está en manos de este curioso personaje que impone su santa voluntad… pero no… resulta que este presidente de comunidad argumenta que los estatutos le han permitido su reelección aún no teniendo la mayoría de votos de los vecinos ya que solo estos dos propietarios de pisos y los propietarios exclusivamente de plazas de garaje y de unos trasteros adosados al edificio, que por cierto nunca asisten a las reuniones de propietarios y “pasan” de la comunidad, pero resulta que tienen la misma representación y derecho a voto que los propietarios de los cuarenta pisos , y de los cuales se sirve el presidente junto a la parte de comuneros afines para lograr mayoría de votos en su reelección.
Nadie podía haber imaginado que el presidente de la comunidad reelegido gracias a ellos, hubiera podido obtener la reelección gracias lógicamente a los estatutos, nadie lo duda, pero apoyado finalmente en propietarios de bienes marginales y que además renuncian al piso que les correspondería en la división horizontal ya que están empeñados en demoler el edificio, pues no les gusta, y pretenden edificar cinco pequeños bloques para obligar a vivir allí a los cuarenta propietarios que están encantados con su magnífico inmueble, que además tiene fama en el barrio de ser el más bonito y por cierto mucho más barato así que tener que vivir por separado y mal avenidos bajo las normas de unos pequeños propietarios que “pasan” de la lógica y del buen hacer de la mayoría .
Nadie imagino nunca que este presidente persiguiera aliarse con los que quieren demoler el edificio de siempre, pues él, sus padres y sus abuelos querían siempre mantener en las mejores condiciones dicho edificio y ahora, sin embargo, querer hacer cinco pequeños bloques, sin consultar con sus vecinos, y además jamás anunciarlo previamente todo ello en su campaña de reelección.
Es más, habiendo oído campanas alguna vez de estos propietarios minoritarios y nada amigos de la mayoría de los vecinos, lógicamente reírse de las elucubraciones de unos vecinos nada solidarios y además indocumentados y declarar en distintas ocasiones que jamás sería el impulsor de la destrucción del precioso edificio de todos, y que por tanto jamás haría caso de sus sandeces e inconsistencias.
Claro, al ser reelegido por voluntad propia con el apoyo de estos insensatos, los copropietarios normales piensen lo que piensen o tengan las afinidades que fueran, deciden dejar de hacer caso a un presidente que ha engañado una vez más al conjunto del vecindario y que por voluntad propia ha transgredido la voluntad de la mayoría de los vecinos por mucho que fuera elegido, pero al haberse hecho con las trampas ya descubiertas, él mismo se desautoriza a sí mismo incumpliendo voluntariamente los principios básicos de los estatutos, en los cuales se amparó para ser elegido, dado que no trabaja por el bien común y no sólo perdona las deudas de los morosos, sino que engaña a los comuneros diciéndoles que nunca existieron y además les está promocionando con pleno conocimiento de causa, para deshacer el bonito edificio sin permiso de la aplastante mayoría de los propietarios… y por tanto, o bien deja el cargo o bien queda perfectamente justificada la desobediencia a su mandato.
La situación es insólita pero este presidente de la comunidad de vecinos o bien es muy mala persona o bien se ha vuelto loco. Ayer mismo este presidente de comunidad sale en una entrevista diciendo que lo que dijo a los morosos no era lo que dijo y que además esos morosos nunca tuvieron ninguna razón aunque mejor dicho, sí, tenían razón, pero en realidad esos morosos se debían a intereses de fuera de los propietarios del edificio y que les daba igual todo y que el hasta ahora también está encantado haciendo lo contrario de lo que debe y que lo que diga la mayoría sensata del edificio le da exactamente igual …
Un auténtico despropósito… ¡Destitución por aclamación, la solución! y a olvidar este mal sueño que nadie tiene derecho a padecer y menos por imposición injusta de un transgresor de la ley amparándose previamente en ella, y de un transgresor de las normas mínimas de convivencia de la sociedad.
Amalio de Marichalar
Artículo publicado en “La Razón”.