Lo que pasa en España, con la política tirada por los suelos y la imagen de los políticos totalmente desacreditada, tiene como causa raíz la corrupción. Una lacra que viene siendo, por norma general, la que sirve de arma arrojadiza para que unos y otros se tiren de los pelos y se lancen los cuchillos o la cubertería. Aunque nadie se libra, con una diferencia que le ubica en una liga especial, el PSOE sirve para identificar el término corrupción con un partido político. Incluso, dada la frecuencia de casos, unos llegan a solaparse con otros. Con la experiencia acumulada, los políticos saben que la proliferación sirve para minimizar daños al activar el ventilador, con idea de que los importantes pasen a segundo plano. Es por todos conocido que el socialismo sabe usar los medios y a sus peones para focalizar en lo que le interesa, ocultando los escándalos que se escriben con mayúscula y haciendo sangre con temas puntuales o nimiedades que solo son noticia pensando en su propio interés y beneficio.

Estamos, por culpa de los vendepatrias impresentables y ruines del PSOE, en los albores de una nueva oleada de actos a favor de la causa separatista. Los partidos que la representan están alucinando con la capacidad de sumisión y arrodillamiento de un Gobierno de España rastrero y sumiso. Han visto, perplejos, como por vanidad y necesidad han sido capaces de aceptar todas sus peticiones, sin importar el coste y la frustración ocasionada en la ciudadanía que sigue siendo constitucionalista.

El liderazgo del separatismo, ahora en manos del PSOE, nos ha dejado a todos fuera de juego, sin comprender como un partido de su trayectoria puede llegar a semejante nivel de ridículo y bajeza moral. Se suscita la duda de si el apoyo en bloque del socialismo parlamentario, al votar a favor de la amnistía del separatismo, es por miedo, ya sea a perder estatus, ingresos, cargos, carrera política o intereses varios que no entraré a valorar, o, sencillamente, como suele decirse “les falta un hervor”, es decir, algo que les impida razonar y comprender el lío que están generando con su actitud connivente con los que nos avisan de que lo volverán a intentar.

El PSOE y la inmoralidad de su bancada, carente de principios morales, miente a espuertas y, por su actitud, será culpable y cómplice de lo que nos pueda suceder a los catalanes. Han dado alas al separatismo no arrepentido y, sin un Código Penal a la altura, por el buen hacer de Sánchez en favor de sus amigos amnistiados, hemos de prepararnos para lo que venga. La sumisión y la vanidad en el seno del PSOE, solo interesado en seguir en el poder, nubla el sentido de dicho partido. Ahogado en sus mentiras, además de exagerar lo que le interesa, pretende dejar la humillación a los españoles por la amnistía, así como el robo a manos llenas con el asunto de las mascarillas, como algo anecdótico. Son unos artistas.

Tengo curiosidad por conocer la técnica disuasoria que utilizarán cuando se entre en asuntos que irán directos al nido de la víbora. Sin ir más lejos, cuando podamos entender las razones del cambio de postura con el Sáhara, las incesantes visitas y cariños con el rey alauí o, muy importante, se analice en profundidad el efecto del aroma de las begonias.

Borja Dacalan