¿Crees que el lunes 29 de abril dimitirá Pedro Sánchez?

Pocos votantes en nuestra encuesta creen que Sánchez es sincero y, habiendo tocado fondo con su política de sumisión ante separatistas y extremistas del comunismo de alta costura, colgará las botas. La mejor forma de que nos libremos de su chulería vanidosa. Estamos refiriéndonos a un pobre 3%.

Esto no es lo que opina la inmensa mayoría que, con un porcentaje tan abrumador como es el 87%, cree que su puente de cinco días a gastos pagados en el palacio de la Moncloa, dice que para reflexionar, es solo un show para que los pelotas y vividores que le rodean puedan montar su circo y aparentar que la sociedad le necesita en la Presidencia. Una vergüenza de la que no encontramos equivalente y que muestra la desagradable imagen de nuestro impresentable Gobierno y la capacidad de movilizar a sus afiliados para dar una imagen distorsionada de lo que opina y desea la mayoría de españoles. Un equipo encabezado por un líder capaz de humillar a España de forma continua con sus actos y decisiones, trasladando al mundo una imagen ridícula de nuestro país. Deseamos que fuera de nuestras fronteras entiendan que esta rabieta adolescente solo debe señalar al protagonista del espectáculo, junto con todos sus fieles. Unos palmeros, muchos barrigas llenas, que no pierden oportunidad para rendir pleitesía a su macho alfa. Los españoles de bien sentimos este penoso comportamiento y nos disculpamos ante el mundo racional y coherente por la conducta de un personaje tan impresentable. Un caballero que solo ansia poder y tiene, como ilusión para seguir engrandeciendo su ego, ocupar algún puesto en Europa.

El resto de votos (10%) dan por sentado que dimitirá algún día, pero será cuando le interese y le convenga, puesto que Sánchez solo actúa buscando lo mejor para sus propios intereses. Esa es la estrategia propia de esta izquierda tergiversadora que tanto sabe de manipulación. Una ideología que se ha vendido al extremismo y al separatismo, que esperamos dejar de soportar lo más pronto posible en el gobierno de un país serio como es el nuestro.